Rías Altas – El norte del norte

A lo largo de esta ruta contemplaremos la fuerza, la riqueza y el temor que despierta el Atlántico Norte, así como pequeños ríos que desembocan en el mar formando un intrincado y especial sistema natural protegido por la Red Natura, sin olvidar  las extensas playas abiertas al océano como los  arenales de Doniños, Valdoviño o Pantín, siendo  esta última la catedral del surf en Galicia.

Una de las villas marineras de mayor encanto de las Rías Altas es Cedeira, afamada por sus percebes y protegida a los pies de la Sierra de la Capelada, con los acantilados más altos de la Europa continental. En esta atalaya privilegiada,  a 640 metros sobre el nivel del mar,  se encuentra uno de los santuarios mágicos de Galicia: San Andrés de Teixido, este lugar de leyenda es de visita obligada, pues según la tradición popular  “vai de morto quen non foi de vivo” (va de muerto el que no fue de vivo).

El Cabo Ortegal y la Punta dos Aguillóns atrae a geólogos y especialistas de todo el mundo para admirar las formaciones rocosas más antiguas de Europa, impresionantes moles pétreas que surgen del mar y nos dejan boquiabiertos. Las fábricas conserveras de Cariño tienen fama por su refinada factura y buen hacer con los productos del mar.

Ortigueira nos ofrece algunas de las playas más espectaculares y solitarias de Galicia y como no podría ser de otra manera en los acantilados de Loiba nos encontramos, el que dicen, “el banco más bonito del mundo”.

En la Ría de O Barqueiro comienza el mar Cantábrico y este lugar era tan importante que los antiguos fenicios dejaron aquí su huella, o eso al menos deducen algunos historiadores y arqueólogos del pequeño puerto de Estaca de Bares, construido hace milenios con grandes piedras que le erosión ha ido redondeando. Este lugar es el punto más septentrional de la Península Ibérica y tuvo una gran importancia estratégica durante las dos grandes Guerras Mundiales, atesora innumerables historias: desde como aviones británicos de la R.A.F. hundían a submarinos alemanes o la existencia de una pequeña base militar de EE.UU. desmantelada hace unos años.

Siguiendo hacia el este nos adentramos en la Mariña Lucense, bañada por el mar Cantábrico, y  donde encontramos un espacio natural único: el mirador do Fuciño do Porco que a través de una pasarela de madera, con más de 3 kilómetros de longitud, nos permite contemplar en 360º la ría de Viveiro.

Viveiro posee uno de los Centros Históricos mejor conservados del norte de Galicia, con su gran puerta renacentista de Carlos V y sus “pazos”, iglesias y conventos que nos hablan de la importancia de la Semana Santa en esta villa. A pocos kilómetros el Souto da Retorta es un bosque que nos regala una joya de la naturaleza, un eucalipto centenario llamado “O Abó”,  con más de 125 años de antigüedad y 70 metros de altura.

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